Instantes de Felicidad
Andrés Ceballos
Un instante con...

Un Instante con…Andrés Ceballos

Hemos estado con, Andrés Ceballos, un viajero empedernido, amante de la fotografía que se gana la vida viajando a los mandos de trenes, actualmente de alta velocidad. Deseando tener vacaciones y fondos para unir sus dos pasiones: viajes y fotografía. Siempre viajando por libre, pero en ocasiones con viajes bastante organizados y otros con fecha de ida y de vuelta con improvisación diaria, en la variedad está el gusto. Y para qué negarlo, a veces un poco payasete, ¿sino a santo de qué hago fotos metiendo la cabeza en una lavadora y la lleno de patos de goma?
Presentación Andrés Ceballos
 Andrés Ceballos
 
Además nosotros coincidimos en New York con él y pasamos un día fantástico! 
 
1. Cuéntanos cómo empezaste a trabajar de maquinista ferroviario. 
Pues bien, lo mío es parcialmente una tarita genética podríamos decir, soy la cuarta generación de mi familia que se dedica la ferrocarril, pero el primero en ir a los mandos de los trenes. Mi bisabuelo fue jefe de tren, lo que ahora sería el interventor o jefe de servicios de a bordo; mi abuelo estuvo en estaciones trabajando tanto en gestión, venta de billetes, gestión de la extinta paquetería y demás y, finalmente, mi padre se ha dedicado siempre al ámbito de la circulación, algo que se suele explicar mejor haciendo un símil con la aviación y hablando de los controladores aéreos, digamos que en la gestión del tráfico y las vías de las estaciones. Como los de gestión de tráfico siempre echan la culpa a los maquinistas y los maquinistas siempre a circulación, pues teníamos que poner algo de salsa a las comidas familiares. Cabe decir que al conocer ambos el otro lado ahora de forma más profunda ha hecho que haya pocas discusiones y bastantes más debates del tipo «el otro día me pasó esto con uno de tu bando, ¿por qué se te ocurre que esto acabase siendo así?» dejando esa esperada riña (por parte del público) en un debate y aprendizaje mutuo.
En cualquier caso, he vivido el ferrocarril en casa toda la vida y tras un leve coqueteo con otra pasión, la aviación, al obtener el certificado de Tripulante de Cabina de Pasajeros (alias azafato de a bordo), finalmente decidí que el ferrocarril era lo que quería y la conducción de trenes siempre me llamó la atención. 
 
2.¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? 
Podríamos estar mucho rato desarrollando esto, pero intentaremos resumir. 
El mundo del ferrocarril me apasiona y la seguridad es uno de los aspectos que más me llama la atención, además de ser el mayor pilar fundamental para nosotros. El hecho de que cada día sea distinto, no solo por el entorno en cuanto a si es un día soleado, lluvioso o como se levante la meteorología, sino que además cada día llevas un modelo de tren distinto, un día paras en 5 sitios y otro solo en 2, no hay monotonía, es difícil caer en aburrimiento por rutina. Puede sonar raro, pero el hecho de que estás conduciendo tranquilamente y la activación que se te genera en el momento que cualquier aviso te llega a los equipos de la cabina y en menos de un segundo pensar en todas las posibles implicaciones que puede tener y buscar la mejor reacción, pues me gusta, no puedo negar que eso suena raro y quizás hasta rebuscado, pero para mi es una de las gracias del trabajo.
Interior tren
Interior tren
No puedo negar también que en un mismo viaje pasas por muchos sitios, hay que tener en cuenta que de Madrid a Barcelona hay más de 600 kilómetros y los recorremos en menos de 2:30h si no paramos, se puede imaginar la de cambios que podemos ver y el hecho de visitar cada día un sitio es un placer. Sólo por poner un ejemplo, esta semana he cenado, dormido y desayunado en Pamplona, otro día he merendado en Barcelona, otro comido en Ourense y ayer merendé en León. ¿No os gustaría un trabajo así a los que os gusta viajar? 
Por cuestiones legales podemos conducir hasta 9 horas al día, a parte de los tiempos de toma, preparación, deje y demás de los trenes, pero para poder llegar a ese tiempo debemos hacer un descanso mínimo de 45 minutos en medio con una serie de condicionantes legales más. En esos ratos, en ocasiones, aprovechas para ver a algún compañero y tomar un refresco tranquilamente, otros días te das un paseo, otros lees algo en un libro o en el móvil y, por último algo que hago bastante en Barcelona, pues me crié allí, aviso el día antes a algún amigo y si cuadra, aprovechamos, nos tomamos el refresco o café y nos ponemos un poco al día. Son esos ratos de desconexión que necesitamos y que dan la vida y si lo sumas a que ves gente que un día de descanso en tu casa no tienes precisamente a tiro de piedra, pues lo valoro también mucho.
 
3. ¿Tienes alguna anécdota divertida? Y…¿alguna en la que te asustaste?
Divertida… Veamos, la verdad es que siempre van pasando cosas pero supongo que por bienestar mental la cabeza las va borrando. No obstante se me ocurren un par que en ese momento me parecieron una simpática y la otra surrealista. 
Cuando estaba en Rodalies Barcelona, cada semana tenías alguna anécdota, pero como digo me voy a centrar en dos. Un día por la tarde en un tren L-Hospitalet – Arenys de Mar, en los túneles de Barcelona me saltó una alarma de incendio en el WC. Lo primero que piensas, por la diaria, es que hay algún/a simpático/a fumando en el baño, pero nunca puedes suponer que una alarma es algo menor, va contra cualquier tipo de seguridad, así que toca poner todo en marcha, avisar al control de tráfico, a la oficina que gestiona todo lo de Rodalies y prepararse para en la siguiente parada, a la que llegaba en breve, ir a ver qué pasaba y poder resolver cualquier cuestión. Total, que me alargo, que todos avisados, dije por megafonía del tren, por si acaso que no se podía fumar a bordo (dato  relevante para el desenlace) y en la siguiente parada en Clot-Aragó me voy a ver qué sucede. Al llegar al baño no me encuentro nadie dentro ni huele a tabaco u otros elementos fumables, tengo el olfato bastante fino para eso, y me empieza a surgir la duda de qué ha sucedido. Pregunto a la gente frente al baño si alguien de ellos estaba dentro o ha visto a quien estaba para poder averiguar qué había pasado. Nadie había estado dentro ni había visto nada, ya empezamos. Me giro hacia la parte de detrás y repito la pregunta y un chico de unos 18 años con una carpeta de la universidad, cara de no haber roto nunca un plato y con evidentes rasgos de estar muy nervioso me dice «pero no he fumado». La dije que estuviera tranquilo, pues para mi era evidente que no había fumado por el olor, pero necesitaba saber qué había hecho que pudiera haber hecho saltar la alarma, por descartar una avería y poder dejar el baño en servicio. Me empezó a contar que había madrugado mucho, que no había dormido bien por un examen, que no sabe si ha aprobado ese examen y está nervioso y lleva todo el día sudando. Podéis imaginar que yo sólo deseaba saber una cosa y resolver la cosa rápido, pues estaba parado en una estación en los túneles de Barcelona en los que en hora punta, lo era, pasa un tren cada menos de 3 minutos e íbamos a hacer un tapón, con lo que conlleva, pero por otro lado y visto lo nervioso que estaba el chico, creí que mejor no meterle prisa, pues estaba hablando bastante rápido y ya sólo esperaba que me dijera el tipo de comida que le gustaba a su gato si seguía la cosa así. Sigue el chico diciéndome que con todos los nervios y el sudor pues que en el tren había decidido ir al baño, bien, ya nos vamos acercando a mi objetivo, y allí se había quitado la camiseta para lavarse los sobacos un poco después de todo el día. Repaso rápido de los equipos del baño: no, lavarse los sobacos evidentemente no hace saltar las alarmas, veamos como sigue la historia. Tras lavarse los sobacos se volvió a poner la camiseta y se puso desodorante. Vale, un segundo, ¿el desodorante es de bola o de spray? Me responde con un «¿Qué?» incrédulo de que le esté preguntando eso. Le repito la pregunta y me dice «Pues…. de spray». Vale, enigma resuelto. Ese modelo de tren en concreto dispone de un sensor de humo/incendio que asa su tecnología en detección de micropartículas y la nube pulverizada del desodorante, si le llega al sensor, puede ser interpretada por este como humo. Le agradezco la información y me vuelvo al tren llamando a los dos primeros teléfonos para que desactiven los protocolos. Podéis imaginaros los comentarios de algunos compañeros del estilo «vaya, pensando que era alguien fumando y ensuciando y resulta que era un chavalín la mar de limpio el que hizo saltar las alarmas» y similares.
Interior
Interior
La segunda anécdota la voy a contar por el mero hecho de que me pareció surrealista y porque fue el día siguiente a la anterior y sobre la misma hora, seguramente uno o dos trenes por delante o detrás de este. Iba circulando tan felizmente con un Molins de Rei – Arenys de Mar cuando de repente me salta la alarma de freno de emergencia de los viajeros. En todos los casos piensas que algo grave le está sucediendo a alguien y te saltan las alarmas, pero tratándose del sitio del que hablamos, la opción de que te estén intentando parar el tren para llenarlo de grafitis es otra opción. En el tren tenemos la opción de puentear esa alarma y buscar un lugar adecuado para atender la emergencia. Lo primero que hacemos es mirar por los espejos, ver que no se observa nada anómalo en el tren y, dado que estoy en una zona de difícil acceso para medios de socorro, puenteo la alarma para llegar a la estación a la que llegaré en, literalmente menos de un minuto. Mientras tanto, intento comunicar con los viajeros a través del aparato de alarma para poder ir poniendo en marcha protocolos médicos, policiales o lo que se pueda requerir sin obtener respuesta alguna. Pues nada, llego a la estación, habiendo avisado a las mismas dos oficinas del día antes con los mismos compañeros al otro lado del teléfono, me voy a ver qué ha sucedido. Para ubicarnos, el aparato de alarma de este tren es un rectángulo incrustado en la pared del tren con un altavoz y micrófono, una llave para que podamos normalizar el equipo y un tirado que es como una tapa cuadrada de color rojo que se coge de arriba y se estira de ella hacia el viajero 3-4 centímetros y con la leyenda «ALARMA no utilizar sin causa justificada». Al llegar al lugar pregunto quién ha hecho uso del mismo y una señora me dice con mucho aplomo «yo». Veamos pues, «¿qué emergencia tiene señora?», la respuesta no la vi venir, «pues que necesito cargar mi teléfono móvil». Como bien dije en el anterior relato, era hora punta, el tren bastante lleno, se hizo el silencio y mi estupefacción era evidente como la de los demás que sólo querían llegar a casa y estaban parados por un móvil sin batería. «Pero eso no es un motivo para parar el tren tirando de un aparato de alarma señora», si pensaba que no me había visto venir la primera, tampoco me vi venir la segunda «es que llevo dos o tres minutos buscando enchufes, no los encuentro y esto me pareció una tapa que ocultaba un enchufe, como las que ponen en las terrazas que se tapan para cuando llueve que no se mojen». Vale, ¿ahora qué hacemos con esta situación? Consideré que lo mejor que podíamos hacer era rearmar el equipo e irnos, pues poner en marcha toda la cuestión de identificación y demás para proponer a sanción a esta persona no era la mejor de las opciones y lo único que ganaríamos era retraso y problemas para todo el mundo. Rearmo el equipo y camino de la cabina, pues estas cosas nunca te pasan en el primer coche del tren, sino en el último, como el del baño, no era el del primer tren sino el segundo, llamo a las dos oficinas para comunicar lo sucedido y que voy a reanudar el viaje en cuanto llegue a cabeza del tren. No quiero contaros los comentarios de vaya semana llevas, no haces más que asustarnos, te vamos a mandar un mes a hacer maniobras y no llevar gente y otro tipo de bromas tuve que escuchar de algún compañero y superior con ello.
En cuanto a asustarme, la verdad es que los trenes son un entorno muy seguro, pero como todo sistema tiene sus historias. Por desgracia una cuestión que los maquinistas sufrimos mucho es la gente que cruza las vías por sitios que no debe ya sea por pereza, por prisa, por que creen que no va a pasar nada y, obviamente, los que buscan acabar con su vida arrollados. Cada vez que ves a una persona cruzando las vías piensas en si te va a dar tiempo a frenar. Cuando claramente sabes que te va a dar tiempo, aplicas los frenos y pitas, mientras por dentro te acuerdas un poquito de esa/s persona/s de una forma en la que no piensas en tus amigos y familiares. Cuando dudas si te va a dar tiempo o tienes claro que no te va a dar tiempo los pensamientos son distintos, lo primero es que le de tiempo a esa persona a quitarse y quiera hacerlo y ya después lo mismo de los anteriores, pero durante ese tiempo hasta que acaba la situación, nos calores y el golpe de la adrenalina por estar viendo que la vida de una persona está en serio riesgo, lo desee o no esa persona, son una sensación que puedo asegurar que es de todo menos agradable. Por suerte no he llegado a golpear a ninguna persona con el tren, aunque cerca he estado en multitud de ocasiones, pero por favor, aprovecho a decirlo aquí, aunque veáis que la vía está mucho tiempo libre y el tren pasa poco, pongamos que está 15 minutos sin pasar nada y el tren tarda 15 segundos en pasar, con lo que la probabilidad de que venga cuando paséis es baja, no merece la pena jugársela, pues la probabilidad de sobrevivir a un golpe es prácticamente inversamente proporcional a las probabilidades que se cree que hay de que os golpee. 
Japón
Japón.
 
4. También te defines como viajero empedernido, ¿qué viajes recuerdas con más cariño? 
Gracias por ponerlo en plural, sino me estaría en un aprieto.
Pues los viajes a Japón, Australia, Nueva Zelanda y un interrail que hice allá por 2015.
El primero fue un sueño de muchos años que cumplí y disfruté cual enano. No tengo ninguna duda de que, a poco que pueda, repetiré el destino. La gastronomía del país me puede, desde el sushi hasta los ramens, pasando por los takoyakis o casi cualquier cosa que puedas comer en un restaurante, puesto callejero o tienda de conveniencia, ¿a quién se le ocurrió hacer un bocadillo de noodles o de leche condensada? Y no hacerlo, que en casa con la resaca se han tenido que ver muchas locuras, pero venderlo y que perdure en el tiempo.
Australia ha sido un destino que ya he repetido, cosa que jamás pensé. Mi primera visita fue comprada y planeada con 2 semanas, una locura y un descubrimiento. El segundo viaje fue a raíz de que de pequeño veía los fuegos artificiales de Nochevieja en Sídney y pensaba lo chulo que sería estar ahí y hace escasas semanas cumplí ese sueño. Como no recordar Australia con cariño.
Nueva Zelanda como paraíso natural, un país que recorrí en una coche camperizado, una experiencia totalmente distinta para mi. Una naturaleza única, una sociedad bastante más concienciada con la naturaleza y el respeto, sobretodo en la Isla Sur. La desconexión de la realidad y estar únicamente en un sitio espectacular con todo lo que necesitas para vivir en el coche (salvo la ducha que tocaba buscarla en las localidades por las que pasaba), un pequeño baño, una cocina, una cama, batería para cargar lo que llevas y un vehículo que junto al certificado que tenía «self-contained» que te permite dormir y acampar en muchos sitios lo convierte en una experiencia muy especial.
Por último el interrail de 2015. Era un viaje que llevaba anhelando desde que empecé la universidad allá por 2007. Todo empezaba con un vuelo a Budapest, 3 noches de hostel, una noche de escala técnica en Viena, 3 noches más en Praga y a partir de ahí una fecha en la que tenía que volver a trabajar, eso era todo. Cada tarde allá a las 4 o 5 decidía con un mapa donde quería ir, buscaba en internet una cama para dormir la noche siguiente y a seguir. Así descubrí alguna ciudad que no pensaba visitar pero que por logística de alojamiento disponible fue la alternativa, Friburgo en Suiza fue la que más me maravilló de entre esas pocas ciudades visitadas de rebote. ¿Cómo no poner este viaje en el top 5?
 
Viaje en coche
Viaje en coche
5. ¿Qué sientes cuando viajas? ¿Como maquinista que eres…te gusta ir en tren en tus viajes, siempre que se puede o eliges otro transporte? 
Viajando me siento libre, libre de estrés en la mayoría de casos y un poco de nervio «del bueno» a la ida por lo que viene. La sensación de no estar atado a prácticamente nada y descubrir los sitios me llena mucho.
Me gusta viajar en tren, pero no condiciono el viaje a ir en tren, ni mucho menos. Lo uso sobretodo para desplazamientos de corto o medio radio, por así decirlo. Es evidente que si no se dispone de mucho tiempo para el viaje y tienes que hacer muchos kilómetros entre una ciudad y otra sin ninguna intención de para en medio que el tren no es la alternativa. No obstante, debo decir que allá donde voy, si hay tren, asomo el hocico para curiosear a ver como son las cosas en cada sitio y si dispongo de tiempo para hacer una pequeña escapada para descubrir algo en tren, me gusta hacerlo. Pero como comentaba antes la aviación es otra de mis pasiones, así que también disfruto mucho de clavarme los reposabrazos de la fila de delante en las rodillas hasta que salgan morados, de dejarme las espinillas en la parte baja del asiento que me precede y de no encontrar una postura mínimamente decente para descansar, esperando que el cansancio haga su trabajo y no quede otra que hacer cabezaditas de unos minutos para sobrellevar los largos vuelos. Que tiempos aquellos en los que Emirates me hizo un upgrade de Dubai a Bangkok y pude dormir estirado, ¡ay dios qué recuerdos! Y que no haya nombrado esas horas entre los viajes que recuerdo con más cariño debería ser imperdonable. Cariño es el que le cogí a volar estirado en una cama tras llevar 26 horas despierto y haber trabajado antes de coger el primer vuelo.
 
 
6.¿Cuál es el sitio que más te ha gustado visitar y que recomendarías como imprescindible? 
Aquí ya es más duro que no esté en plural la pregunta.
Voy a decantarme por un sitio menos visitado, dejando de lado lugares que encabezan las listas de los obligatorios siempre que buscas un país o región que visitar.
Me voy a decantar por la pequeña isla de Miyajima en Japón, a escasa media hora en tren y ferry de la famosa Hiroshima. Se trata de un lugar imprescidible para mi siempre que te guste el sushi y quieras ver una puesta de sol en un lugar icónico. Así mismo, si el presupuesto lo permite, dormir en un Ryokan típico ya es el cierre del círculo. Esta isla es conocida únicamente por un gran tori, la puerta a lugar sagrado, que se encuentra en el mar, que en las mareas altas surge del agua y en las mareas bajas te permite pasarlo andando sin ningún tipo de problema. El paseo junto al mar y su calle paralela denotan que es un lugar bastante transitado por turistas, así como el hecho de que los ciervos en libertad se acercan a por comida de los foráneos, hasta puntos que meten la cabeza en la bolsa para sacar algo o se llevan la propia bolsa si el visitante de turno no hace por evitarlo. Dejando eso en un lado, podemos descubrir el otro lado de la isla. A parte de su templo budista es una isla relativamente concurrida por aquellos que quieren vivir la experiencia de alojarse en un ryokan tradicional japonés. Los precios son supriores a los de los hoteles que hay al otro lado del corto trayecto en el ferry, pero es una experiencia que creo que se debe vivir en Japón una vez en la vida y este es un precioso lugar para ello.
Pero lo que sí hay que hacer, sin excusa, si visitas Miyajima y te gusta el sushi es ir a comer al único establecimiento especializado en sushi que encontré en toda la isla. El Miyajima Sushi Tensen, un lugar que si no vas buscando muy probablemente pasarías por alto, pues no parece desde fuera el acceso a un moderno restaurante. Cuando estuve en abril de 2019 ofrecía dos menús, uno más asequible y otro algo más caro. Me decanté por el caro pues no subía de los 35€ e incluía 10 piezas únicas, una sopa de ostras y la bebida. Teniendo en cuenta los precios en España no me pareció una locura. Pero ahora viene lo que más me sorprendió. Salvo que el restaurante tenga bastante gente, te sientas en la barra en un taburete y al otro lado de la misma está el sushiman listo para preparar las piezas. Se va a dedicar exclusivamente a un grupo de comensales antes de ponerse con el siguiente. La filosofía es que tengas cada pieza recién hecha cuando la cojas, llega hasta tal punto esa premisa que no sólo se va a dedicar a tus acompañantes y a ti, sino que hasta que no cojáis la pieza que ha puesto en la tabla de cada uno no se va a poner a preparar el siguiente. Me pareció un trato muy especial y, cabe decir, la materia prima y el sabor de ese menú ha hecho que lo catalogue siempre como el mejor sushi que he comido en mi vida y, si puedo, volveré a comer a allí. En agosto de 2019 me comentaron que sólo tenía un menú para escoger, pero el feedback fue el mismo, el mejor sushi que habían comido.
Otro imperdonable para mi es la Pagoda Chureito, pero como me ponga a decir sitios no acabo, así que mejor lo dejamos así.
Sushi
Sushi
7. También vemos que tienes pasión por la fotografía, ¿qué cámara usas? ¿Cuáles son tus gadgets indispensables para viajar?
Pues actualmente tengo dos cuerpos de cámara que uso en función de la situación. Desde hace 3 años que la tengo, uso principalmente una Canon EOS 6D Mark II, una fullframe que me da unos resultados que no puedo más que agradecer y una Canon EOS 70D que era mi cámara titular anteriormente y que es de espejo recortado, por lo que la sigo usando puntualmente para algunas situaciones en las que el efecto del recorte me salga rentable.
Hace dos años me regalaron el que para mi es el gadget indispensable, el clip de enganche de la cámara a cinturón o asa de mochila Capture v3 de Peak Design. Eso junto a la correa de muñeca hacen super cómodo ir con la cámara colgada de la correa de la mochila a la altura del pecho o del cinturón con un bloqueo que da total seguridad a que no se caiga y en el momento que desees hacer la foto, enganchas la correa de mano, desbloqueas el clip y a hacer fotos. Eso ha descargado mucho mis cervicales de llevar la cámara colgada y ha librado a mi pecho de los golpes que da cuando andas y hacía que tuviera que guardar la cámara cada dos por tres para ahorrármelo.
No obstante, podríamos hacer una larga lista de gadgets y equipo fotográfico para mis viajes. A Japón fui con 13 kilos, a un mes por Estados Unidos y Canadá 12 y recientemente a Australia y Nueva Zelanda 11. Voy reduciendo, pero al final llevo algunos porsiacasos y bastante versatilidad, han sido viajes de 3, 4 y 6 semanas respectivamente y las necesidades muy dispares entre ciudades, paisajes o sitios de los más oscuros del mundo de noche a los que hacer fotografías al cielo estrellado.
Andrés con su cámara
Andrés con su cámara
 
8. ¿Alguna anécdota viajera que se pueda contar? 
Desde luego que un occidental en países asiáticos suele llamar la atención, pero los dos metros los ven bastante lejos y hacen que se te acerquen de vez en cuando, sí.
Cada vez que me junto con un amigo y nos vamos de viaje, siempre nos pasan cosas muy curiosas. Cuando estuvimos en Estados Unidos, me había llegado por e-mail un descuento para un vuelo en helicóptero por el Grand Canyon. Todo estaba asociado a una tarjeta que no llevaba conmigo, pues en las condiciones del descuento ponía que había que ser titular y poderlo demostrar por medios como su app, pero que no hacía falta llevarla. Lo que sí era necesario era reservar por teléfono. Por desgracia el descuento era solo para una persona y dijimos que sobre la marcha veríamos el gasto que llevábamos en el viaje y decidiríamos lo que haríamos al final.Total que llegamos un día a mediodía al Grand Canyon y decidimos que para adelante. Llamo a la central de reservas y que necesitaba la tarjeta física para darle un dato. Le insisto que en las condiciones ponía otra cosa y la chica que naranjas, que o tenía la tarjeta física o nada. Total, que desisto. Mi amigo, que otra cosa no, pero como te digo es un tipo con un no sé qué que siempre nos pasan cosas atípicas, se levanta por la mañana y me dice «hoy conduzco yo, te llevo a lo de los helicópteros y sacas ese descuento porque te lo digo yo». Yo en mi desánimo tras los 40 minutos al teléfono del día antes le insisto en que no, pero finalmente se apodera de las llaves del coche y me lleva a allí. Llego al mostrador y le comento la situación a la chica. El plan era que según el precio que fuera pagábamos un billete con el descuento (solo valía para el titular) y otro normal e íbamos a medias. La chica nos comenta que, como decían las bases, teníamos que hacerlo por teléfono y le cuento el problema del día anterior y le muestro el registro de llamadas. Su cara al ver 40 minutos fue interesante y me dijo «wait a second, I’m gonna talk to my manager». Pues nada, a esperar. A su regreso me dijo, sin problema, os hago el descuento, déjame ver la app, por favor. Se la muestro y le digo si nos puede decir el precio del segundo billete, pues en la web había ido cambiando a lo largo de los días. Su respuesta fue algo así como que después de todo el follón y demás nos aplicaba el descuento a los dos y si le preguntaba alguien diría que éramos familia y que mi amigo había perdido el teléfono con lo que no podía enseñarles la app o cualquier historia, que finalmente no hizo falta. Siempre me da «miedo» cuando este hombre me dice «ya te digo yo que va a salir así» porque siempre sale bien, menos la lotería eso sí… Así es como conseguimos un 70% de descuento dos personas en el vuelo en helicóptero y como la chica del mostrador nos comentó que ya le sorprendía que viniera tan poca gente con ese descuento. Hace 4 años que no viajamos juntos, tengo que organizar algo con él ya para seguir apuntando anécdotas.
Gran Cañón
Antelope Canyon.
 
9. ¿Coleccionas algún objeto de tus viajes? 
Desde hace muchos años me ha dado por coleccionar la moneda local de los países a los que voy. 
Siempre procuro traerme un imán de los destinos a los que voy, pero últimamente me roba mucho más tiempo el intentar conseguir variedad de moneda de los lugares. Me explico, no voy al cajero saco un billete de 50 y me vuelvo a casa con él. Por hacer un símil con los euros, lo que hago es sacar el billete de 50 y pagar lo mínimo posible con él para volverme con uno de 20, uno de 10, uno de 5, una moneda de 2, otra de uno… Creo que se entiende lo que quiero decir. Aunque luego vienen los estadounidenses y te vuelan la cabeza cuando te dicen que el dorso de cada moneda de cuarto de dólar es distinta en cada estado y en algunos incluso ha ido cambiando con el paso de los años. A mi amigo y compañero de viaje y a mi nos dio por mirar las monedas de cuarto de dólar y si no la teníamos a un bolsillo para coleccionarlas. Intentando cambiar moneda para ampliar la colección descubrí algo que no sabía en Seattle y es que a parte del billete de un dólar estadounidense, también existe la moneda. No tengo conocimiento de ningún otro caso en el que haya dos soportes para el mismo valor, fuera de las monedas conmemorativas y similares.
 
 
10. Y para terminar…¿Cuál es tu Instante de Felicidad? 
Escoger uno sólo sería injusto, pero la sensación que he vivido en varios lugares, en varias circunstancias y entornos en los que miras a un punto o al infinito, inspiras fuerte y conscientemente de que lo haces y te das cuenta de que estás viviendo de forma profunda ese momento y una leve sonrisa se dibuja de forma involuntaria, esa sería la característica común de mis Instantes de Felicidad.
 
Andrés viajero
Andrés viajero

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